Skip to main content

Todos conocemos los graves daños que el tabaco ocasiona a nuestra salud, sin embargo, muy pocos de ellos se paran a pensar que tabaco y piel, no pueden convivir juntos durante demasiado tiempo. Seguro que, a partir de ahora, cada vez que tengas que elegir, elegirás estar joven.

El tabaco no solo puede ser el causante de desarrollar enfermedades graves como cáncer, asma, etc, sino que, además, nuestra piel también sufre las consecuencias del tabaquismo. Algunas de las consecuencias pueden ser la aparición de arrugas prematuras y una piel más apagada de lo que correspondería a nuestra edad.

Si bien es cierto que que la piel de todo nuestro cuerpo se ve lesionada por el tabaco, este efecto es mucho más visible en el rostro, ya que estos efectos son potenciados por los efectos de los rayos ultravioleta del sol. Nuestra piel paga las consecuencias.

¿Por qué tabaco y piel son una pareja incompatible?

Aunque la asociación inicial entre fumar y arrugas se describió hace más de 150 años, una batería de estudios más recientes lo confirma, especialmente con el incremento de consumo ocurrido en los últimos años. 

Como consecuencia del consumo de tabaco, nuestra piel se deshidrata en mayor medida, adquiriendo una apariencia áspera y mucho menos flexible.

Las arrugas que aparecen como consecuencia del tabaco son mucho más estrechas y profundas, además de presentar unos contornos bien marcados. Sin darnos cuenta, con este hábito, podemos echarnos encima entre 10 y 20 años más de los que tenemos.

El tabaco, produce también una alteración en el flujo sanguíneo arterial en la piel. Esto disminuye y dificulta la oxigenación y nutrición tanto del tejido conjuntivo cutáneo, de nuestro propio colágeno y de nuestras células superficiales y profundas. Todo este déficit de oxigenación y nutrición es el causante de un tono más grisáceo y apagado.

Si te interesa mantener la piel joven, todos estos son motivos suficientes para animar a los que no son fumadores a que no lo sean nunca, y a los que ya tienen este hábito, que lo reduzcan y eliminen cuanto antes para que la luz que tenemos en el rostro esté siempre prendida.

Leave a Reply