Mi piel es sensible.

¿Cómo debo cuidarla para darle lo mejor?

Conoce tu piel sensible y aprende a cuidarla

Las pieles sensibles son aquellas que reaccionan de una forma diferente a una piel normal, enrojeciéndose con facilidad y experimentando sensaciones de incomodidad, tirantez e, incluso, alteraciones como enrojecimiento, picores, descamación o pústulas.

Cualquier tipo de piel (grasa, seca o mixta) puede ser sensible, aunque algunas son más propensas que otras. Las más proclives a ser sensibles son las blancas, finas y secas.

Estas alteraciones se producen por una deficiencia en la barrera de la piel que se muestra débil y permeable, haciendo que los agentes externos puedan penetrar con facilidad y que se produzca deshidratación. Además, la piel sensible, también, puede caracterizarse por tener un microbioma desequilibrado.

¿Qué causa la piel sensible?

Incorrecta rutina de belleza

La utilización de cosméticos agresivos o no adecuados para tu tipo de piel, la falta de limpieza o, por el contrario, su exceso puede provocar o agravar la sensibilidad de tu piel.

Exposición prolongada al sol

La luz ultravioleta desencadena el estrés oxidativo y la inflamación de la piel. Es recomendable no tomar el sol durante las horas centrales del día y siempre con protección solar +50 FPS adecuado para tu tipo de piel.

Genética

Los factores genéticos, también, juegan un papel importante en la sensibilidad de la piel a tener mayor o menor propensión a tener una piel sensible.

Mala higiene del sueño

La fatiga y la falta de sueño pueden alterar la barrera cutánea pudiendo sensibilizar tu piel.

Dieta inadecuada

El exceso de alcohol, tabaco, comidas picantes, especies pueden favorecer la aparición de la piel sensible. Una dieta rica en antioxidantes, pescado, fruta, verdura y una hidratación correcta puede mejorar en gran medida tu piel.

Factores ambientales

Los cambios drásticos de temperatura, el sol en exceso o el frío seco puede acrecentar el problema.

Cambios hormonales

Presentes en la pubertad, los ciclos menstruales o el embarazo pueden provocar la sensibilidad de la piel.

Trastornos emocionales como estrés, ansiedad o depresión
Afecciones como dermatitis seborreica, acné, rosácea…

Características

  • Apariencia cutánea débil
  • Erupciones
  • Cuperosis (afección dermatológica que afecta a los vasos sanguíneos del rostro)
  • Descamación
  • Enrojecimiento
  • Hinchazón
  • Calor
  • Picor
  • Ardor cutáneo
  • Piel más permeable, lo que hace que los productos penetren fácilmente pudiendo provocar molestias